La plenitud y la búsqueda del alma
- Psykē
- May 16
- 4 min read
Updated: May 21
Plenitud. ¿Será eso que, en el fondo, todos y todas buscamos?
Mientras escribo estas palabras, estoy sentada en un puff desinflado dentro de una casa octogonal, en medio de un bosque patagónico, con las piernas apoyadas sobre una mesa para acercarme más a la estufa a leña. Mi cabeza descansa cómodamente sobre una almohada suave; siento el calor del fuego, y cuando miro hacia abajo, uno de nuestras gatas grises me devuelve un parpadeo lento.
Todo eso es encantador. Idílico, incluso. Placentero, como la barra de chocolate allá en la cocina. Estamos hilando fino aquí, pero eso no es lo que quiero decir con plenitud en este artículo.
Si te pregunto qué te da plenitud, en realidad te estoy haciendo una pregunta profunda. No te estoy preguntando qué se siente bien. No te pregunto qué haces para darte un subidón de oxitocina. No te pregunto cómo te engañas para sentirte viva o vivo.

Te pregunto: ¿hay algo que haces (o piensas hacer) que trae consigo una oleada de energía que parece venir de más allá de ti, algo que te hace sentir plenamente vivo o viva —como si, en lo más profundo de tu ser, supieras que naciste para hacer eso, no solo por ti, sino por los demás también?
¿Hay una parte dentro de ti—quizás en un lugar tan hondo que casi ni se registre—que muere si no lo haces?
¿Qué es esto?
¿Por qué no lo hablamos?
Tal vez no se habla muy a menudo porque es Un Tema.
Puede llevar consigo una varieté de cosas incómodas: culpa, negación, miedo, vergüenza, tristeza, "no soy suficiente," o “lo hubiera hecho, si no fuera por X.” Todo eso —y más— vive en ese lugar.

O sea, bastante incómoda la cosa.
Se puede ver tales preocupaciones o inseguridades son como rocas que tapan un manantial burbujeante de plenitud que existe en todas nosotras y nosotros…

Claro. No sirve de mucho decir eso.
Estuve atrapada en esas emociones y creencias durante décadas. Completamente bloqueada. Si alguien me hubiera dicho, hace nueve años atrás: ¡Son solo piedras grandes! ¡Solo tienes que moverlas!…
Bueno, es lo mismo que nada para alguien tan enroscada como yo. No podría ni siquiera registrar eso.
La gran pregunta es: ¿cómo se desobstaculiza la relación con la plenitud?
Estoy aquí para compartir mi historia, con la esperanza de que tú también compartas la tuya (por favor, hazlo, si no siento que estoy hablando con una pared). Al hacerlo, no digo que lo que me funcionó a mí te funcionará a ti. Hay muchos caminos. Cada quien tiene lo suyo. En mi caso, lo que funcionó fue enfrentar honestamente a dos preguntas esenciales:
¿Qué me da plenitud?
¿Por qué no lo hago?
Aclaro que estoy resumiendo un proceso de más de 10 años. En mi caso, la segunda pregunta me llevó años, porque mi ego (palabra que uso para referir al conjunto de creencias que cristalizaron en una personalidad que creía que era “yo”) tenía muchas razones para no hacerlo. Sus favoritas eran:
No eres lo suficientemente buena. Vas a fracasar. Es demasiado difícil. ¿Quién te crees que eres?
Y así. ¿Te suena? Tal vez sí, tal vez no. Cada uno tiene sus propios monstruos.

Cuando por fin vi lo que me estaba bloqueando (lo cual fue un proceso en si mismo), empecé a experimentar curiosidad. Me ayudó mucho El Trabajo de Byron Katie, un método para indagar pensamientos estresantes. Ella propone que el sufrimiento tiene un propósito: existe para “despertarnos” al hecho de que estamos creyendo algo que no es verdad para nuestro ser. ¿Es cierto? ¿No es cierto? Puedes probarlo y ver por ti mismo.
Yo lo probé. Empecé a preguntarme si era cierto que no era lo suficientemente buena para dedicarme profesionalmente a la música. En algún momento, dado hacia dónde me sentía llamada, la respuesta fue sí, así que fui al conservatorio. Más adelante, empecé a cuestionar qué significa realmente “ser suficiente”, y darme cuenta de como el ego necesita compararse para convertir eso en una “realidad”. En el arte, el argumento de bueno/malo se desmorona bastante rápido, ya que una vez que uno tiene una base sólida en su arte, el gusto es amplio y lo “bueno” es subjetivo.
En fin: empecé a investigar todas las creencias que me frenaban—no para eliminarlas, sino solo para ver si eran realmente ciertas. Sentía curiosidad. No tenía una meta. Solo quería saber la verdad.
La búsqueda del alma
La canción Orbiting Source, que acabo de lanzar exclusivamente en Bandcamp, se trata de este lugar de cuestionamiento honesto. Su intención es abrir un espacio en el oyente, un lugar para escuchar con atención lo que realmente quiere en lo más profundo, para preguntarse por qué está aquí, en esta querida Tierra.
Como escribió el poeta bohemio-austríaco Rainer Maria Rilke (cuya poesía aparece en esta canción, gracias a la generosidad de las traductoras Anita Barrows y Joanna Macy), en una carta a un joven poeta hace más de un siglo:
“Vaya dentro de sí mismo. Descubra la razón que lo impulsa a escribir; vea si ha echado raíces en lo más profundo de su corazón; confiésese si moriría si le fuera negado escribir. Sobre todo esto: pregúntese en la hora más silenciosa de la noche: ¿debo escribir?”
Rilke y su joven amigo encontraron su plenitud, según esta definición, en la escritura. La búsqueda del alma, para ellos, era escribir.
¿Cuál es esa cosa que, si de repente no pudieras hacerla, asfixiaría algo profundo e importante dentro de ti — aunque sea algo que aún no has realizado?
Me encantaría leer sus respuestas.
Comments